Esta leyenda rememora la reconquista cristiana de Jaca en el siglo VIII, en la que la población se enfrento a un gran ejercito musulmán encabezado por cuatro reyes moros. Aquella victoria tuvo una trascendencia muy importante en la historia aragonesa, tanto es así que en el actual escudo de Aragón, uno de los cuarteles lo ocupan las cabezas de esos cuatro reyes vencidos.
Tras la reconquista cristiana de Jaca, comandada por el Conde Aznar en el año 758, los musulmanes decidieron recuperar esa plaza y sitiaron la ciudad con un ejercito que superaba los 90.000 hombres. Los cristianos ante esa amenaza, en vez de esperar, decidieron salir a combatir, pero antes el conde y sus capitanes se reunieron a orar ante la imagen de la Virgen que salvaguardaban en la capilla del castillo.
Así atacaron una noche de tormenta el campamento campamento musulmán cogiéndoles a traición, pero no acabaron con ello y en poco tiempo volvieron al asedio de Jaca. De esta manera se reanudo el combate, una lucha cruenta en la que cada poco tiempo se veía cruzar entre los hombres una mujer coronada con un vestido blanquisimo y un niño en brazos, lo que los cristianos lo interpretaron como que la Virgen estaba con ellos. Al mismo tiempo, en Jaca la población que se había quedado en la ciudad fue a rezar ante la imagen de la Virgen y vieron alarmados como había desaparecido. Entonces se vieron obligados, niños, ancianos y mujeres a acudir en ayuda de los hombres. Ya amaneciendo vieron sobre una loma las tropas cristianas con la imagen de la Virgen, que en realidad era la misma que la mujer que había cruzado el campo de batalla. Aquella victoria sobre los musulmanes se festejo aquel año con gran alegría, y en la actualidad los jaqueses siguen celebrando una fiesta en conmemoracion de aquel triunfo cristiano.
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